La palabra “vampiro” viene de las lenguas eslavas (del alemán vampir, que se deriva del polaco temprano vaper y éste a su vez del eslavo arcaico oper; con raíces indoeuropeas paralelas en el turco y en el persa). Significa a la vez “ser volador”, “beber o chupar” y “lobo“, además de hacer referencia a cierto tipo de murciélago. Durante la expansión del Romanticismo en Europa, la principal reacción al periodo previo de Ilustración enciclopédica y racionalista, el vampiro se convirtió en una temática común y pasó de la leyenda oral a los castillos y los salones elegantes.
CARACTERISTICAS
La descripción de estas criaturas varía de autor en autor y de mitología en mitología. La mayoría de atributos de un vampiro que forman parte del folclor contemporáneo y que veces incluso contradicen la naturaleza primordial del vampiro tradicional original, proviene de la literatura, sobre todo de la novela Drácula y las películas basadas en ella, por eso, de las siguientes características, solo algunas son las esenciales o comunes en el folclore general o como parte de las creencias de ciertas regiones, y otras inventadas por los novelistas y libretistas de cine o diseñadores de videojuegos.
- Fueron humanos mortales, pero ahora están en un estado intermedio entre la vida y la muerte, de ahí que se les llame no-muertos. Esta naturaleza determinaba su aspecto básico:
- Poseen largos y puntiagudos caninos (colmillos) y su piel es muy pálida y fría. Según algunas culturas, un muerto desenterrado era considerado vampiro si su cuerpo parecía hinchado y le salía sangre de la boca o la nariz. También si notaban que sus uñas, pelo y dientes eran más largos que cuando había sido enterrado e incluso poseía un aspecto más saludable de lo esperado, mostrando piel sonrosada y pocos o ningún signo de descomposición. En algunos casos, cuando se abrían las tumbas sospechosas, se podía encontrar que el cadáver tenía sangre fresca de una víctima manchando su cara.
- En Transilvania (Rumanía) se consideraba que los vampiros eran flacos, pálidos, y poseían unas largas uñas.
- En Bulgaria se les puede reconocer por poseer un solo agujero en la nariz.
- Según algunas culturas, tienen la posibilidad de transformarse en insectos, murciélago, rata, lobo o en niebla. La forma más mencionada en la cultura popular es la del murciélago.
- Se alimentan primordialmente de la sangre de sus víctimas aunque hay descripciones de que también son antropófagos.
- No se reflejan en los espejos ni tienen sombra, tal vez como una manifestación de la carencia de un alma. Este atributo no es universal, pues por ejemplo el vampiro griego vrykolakas/tympanios poseía tanto sombra como reflejo, pero es muy popular gracias a novelistas como Bram Stoker que lo menciona en su novela Drácula.
- No toleran el ajo. En algunas tradiciones, también pueden ser alejados con rosas silvestres.
- Los vampiros por su naturaleza demoniaca no soportan los símbolos cristianos y por ello pueden ser alejados usando una cruz cristiana o con agua bendita y no pueden cruzar por terrenos consagrados como los de una iglesia.
Son indestructibles por medios convencionales y son extremadamente fuertes y rápidos pero se debilitan junto a las corrientes de agua. - Aunque en general se supone los vampiros son vulnerables a la luz del sol, en algunas culturas se decía que no solo pueden resistir la luz del sol, sino que en algunos casos podían viajar a otro pueblo y llevar allí una vida normal.
- En algunas zonas de Europa del este, existe la creencia de que el vampiro es un ser lujurioso que vuelve al lecho conyugal y deja embarazada a su esposa. De esta relación nacía un niño de características especiales (que varían en cada región), que se conocía como dhampiro.
- Tienen una afinidad natural con la magia, en especial con la magia negra y concretamente la necromancia, siendo capaces de dominarla con mayor facilidad que el hechicero no vampiro más diestro.
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