lunes, 16 de marzo de 2009

Edgar Allan Poe - Poemas

Edgar Allan Poe (Boston, 19 de enero de 1809 - Baltimore, 7 de octubre de 1849) fue un escritor, poeta, crítico y periodista romántico estadounidense, generalmente reconocido como uno de los maestros universales del relato corto, del cual fue uno de los primeros practicantes en su país. Fue renovador de la novela gótica, recordado especialmente por sus cuentos de terror. Considerado el inventor del relato detectivesco, contribuyó asimismo con varias obras al género emergente de la ciencia-ficción Por otra parte, fue el primer escritor estadounidense que intentó hacer de la escritura su modus vivendi, lo que tuvo para él consecuencias desastrosas

En Baltimore, en 1835, contrajo matrimonio con su prima Virginia Clemm, que contaba a la sazón 13 años de edad. En enero de 1845, publicó un poema que le haría célebre: "El cuervo". Su mujer murió de tuberculosis dos años más tarde. El gran sueño del escritor, editar su propio periódico (que iba a llamarse The Stylus), nunca se cumplió.

Murió el 7 de octubre de 1849, en la ciudad de Baltimore, cuando contaba apenas 40 años de edad. La causa exacta de su muerte nunca fue aclarada. Se atribuyó al alcohol, a congestión cerebral, cólera, drogas, fallo cardíaco, rabia, suicidio, tuberculosis y otras causas.

En una de sus cartas, dejó escrito:
Mi vida ha sido capricho, impulso, pasión, anhelo de la soledad, mofa de las cosas de este mundo; un honesto deseo de futuro.

POEMAS

A ELENA
Te vi a punto.
Era una noche de julio,
noche tibia y perfumada,
noche diáfana...
De la luna plena límpida,
límpida como tu alma,
descendíansobre el parque adormecido gráciles velos de plata.
Ni una ráfagael infinito silencio
y la quietud perturbabanen el parque...
Evaporaban las rosas los perfumes de sus almas
para que los recogierasen aquella noche mágica;
para que tú los gozases su último aliento exhalaban
como en una muerte dulce,
como en una muerte lánguida,
y era una selva encantada,
y era una noche divinallena de místicos sueños y claridades fantásticas.
Toda de blanco vestida,
toda blanca,
sobre un ramo de violetas
reclinadate veíay a las rosas moribundas y a ti, una luz tenue y diáfana
muy suavemente alumbraba,
luz de perla diluidaen un éter de suspiros y de evaporadas lágrimas.
¿Qué hado extraño
(¿fue ventura? ¿fue desgracia?)
me condujo aquella noche hasta el parque de las rosas que exhalaban
los suspiros perfumados de sus almas?

Ni una hoja susurraba;
no se oíauna pisada;
todo mudo,todo en sueños,
menos tú y yo -¡cuál me agito al unir las dos palabras! --menos tú y yo...
De repentetodo cambia.

¡Oh, el parque de los misterios! ¡Oh, la región encantada!
Todo, todo,todo cambia.
De la luna la luz límpidala luz de perla se apaga.

El perfume de las rosas
en las dormidas auras.
Los senderos se oscurecen.
Expiran las violas castas.

Menos tú y yo, todo huye,
todo muere,todo pasa...
Todo se apaga y extinguemenos tus hondas miradas.
¡Tus dos ojos donde arde tu alma!

Y sólo veo entre sombras aquellos ojos brillantes,¡oh mi amada! Todo, todo,
todo cambia.
De la luna la luz límpidala luz de perla se apaga.
El perfume de las rosasmuere en las dormidas auras.
Los senderos se oscurecen.Expiran las violas castas.
Menos tú y yo, todo huye,
todo muere, todo pasa...
Todo se apaga y extinguemenos tus hondas miradas.
¡Tus dos ojos donde arde tu alma!
Y sólo veo entre sombras aquellos ojos brillantes,
¡oh mi amada!
¿Qué tristezas irreales,
qué tristezas extrahumanas!
La luz tibia de esos ojosleyendas de amor relata.
¡Qué misteriosos dolores,qué sublimes esperanzas,
qué mudas renunciaciones
expresan aquellos ojosque en la sombra fijan en mí su mirada!
Noche oscura.
Ya Dianaentre turbios nubarrones, lentamente,
hundió la faz plateada,
y tú sola en medio de la avenida,
te deslizasirreal, mística y blanca,
te deslizas y te alejas incorpóreacual fantasma...


Sólo flotan tus miradas.
¡Sólo tus ojos perennes,
tus ojos de honda miradafijos quedan en mi alma!
través de los espacios y los tiempos,
marcan, marcan mi sendero y no me dejan
cual me dejó la esperanza...

Van siguiéndome, siguiéndome
como dos estrellas cándidas;
cual fijas estrellas doblesen los cielos apareadasen la noche solitaria.
Ellos solos purifican mi alma toda con sus rayos
y mi corazón abrasan,y me prosterno ante ellos
con adoración extática,y en el díano se ocultan cual se ocultó mi esperanza.

De todas partes me siguen mirándome fijamente
con sus místicas miradas....
Misteriosas, divinales
me persiguen sus miradas
como dos estrellas fijas...
como dos estrellas tristes,¡como dos estrellas blancas!




ANNABEL LEE

Hace de esto ya muchos, muchos años,
cuando en un reino junto al mar viví,
vivía allí una virgen que os evoco
por el nombre de Annabel Lee;
Y era su único sueño verse siemprepor mí adorada y adorarme a mí.


Niños éramos ambos, en el reino junto al mar;
nos quisimos allícon amor que era amor de los amores,
yo con mi Annabel Lee;
con amor que los ángeles del cielo envidiaban a ella cuanto a mí.

Y por eso, hace mucho, en aquel reino,
en el reino ante el mar,
¡triste de mí!,
desde una nube sopló un viento, helando
para siempre a mi hermosa Annabel Lee

Y parientes ilustres la llevaron
lejos, lejos de mí;
en el reino ante el mar se la llevaron
hasta una tumba a sepultarla allí.
¡Oh sí! -no tan felices los arcángeles-,
llegaron a envidiarnos, a ella, a mí.

Y no más que por eso -todos, todos en el reino, ante el mar, sábenlo así-,
sopló viento nocturno, de una nube,
robándome por siempre a Annabel Lee.

Mas, vence nuestro amor; vence al de muchos,
más grandes que ella fue, que nunca fui;
y ni próceres ángeles del cielo
ni demonios que el mar prospere en sí,
separarán jamás mi alma del alma
de la radiante Annabel Lee.


Pues la luna ascendente, dulcemente,
tráeme sueños de Annabel Lee;
como estrellas tranquilas las pupilas
me sonríen de Annabel Lee;
y reposo, en la noche embellecida,
con mi siempre querida, con mi vida;
con mi esposa radiante Annabel Lee
en la tumba, ante el mar, Annabel Lee





EL CUERVO

I
En una noche pavorosa, inquieto
releía un vetusto mamotreto
cuando creí escucharun extraño ruido, de repente
como si alguien tocase suavemente
a mi puerta: «Visita impertinentes, dije y nada más » .

II

¡Ah! me acuerdo muy bien; era en invierno
e impaciente medía el tiempo eterno
cansado de buscaren los libros la calma bien hechora
al dolor de mi muerta Leonora
que habita con los ángeles ahora¡para siempre jamás!

III
Sentí el sedeño y crujidor y elásticorozar de las cortinas, un fantástico
terror, como jamás
sentido había y quise aquel ruido
explicando, mi espíritu oprimido
calmar por fin: «Un viajero perdido es, dije y nada más ».

IV
Ya sintiendo más calma: «Caballero exclamé, o dama, suplicaros quiero
os sirváis excusar mas mi atención no estaba bien despierta
y fue vuestra llamada tan incierta...»
Abrí entonces de par en par la puerta:
tinieblas nada más.

V

Miro al espacio, exploro la tiniebla
y siento entonces que mi mente puebla
turba de ideas cual
ningún otro mortal las tuvo antes
y escucho con oídos anhelantes«Leonora »
unas voces susurrantes
murmurar nada más.


VI
Vuelvo a mi estancia con pavor secreto
y a escuchar torno pálido e inquieto
más fuerte golpear;
algo, me digo, toca en mi ventana,
comprender quiero la señal arcana
calmar esta angustia sobrehumana »:
¡el viento y nada más!


VIIY
la ventana abrí: revolcando
vi entonces un cuervo venerando
como ave de otra edad;
sin mayor ceremonia entró en mis salas
con gesto señorial y negras alas
y sobre un busto, en el dintel, de Palas
posóse y nada más.

VIII
Miro al pájaro negro, sonriente
ante su grave y serio continente
y le comienzo a hablar,
no sin un dejo de intención irónica:
«Oh cuervo, oh venerable ave anacrónica,
¿cuál es tu nombre en la región plutónica? »
Dijo el cuervo: «Jamás ».


IX
En este caso al par grotesco y raro
maravilléme al escuchar tan claro
tal nombre pronunciar
y debo confesar que sentí susto
pues ante nadie, creo, tuvo el gusto
de un cuervo ver, posado sobre un busto
con tal nombre: «Jamás ».

X
Cual si hubiese vertido en ese acento
el alma, calló el ave y ni un momentolas plumas movió ya,
«otros de mí han huido y se me alcanzaque él partirá mañana sin tardanza
como me ha abandonado la esperanza »;
dijo el cuervo: «¡Jamás! »

XI
Una respuesta al escuchar tan netame dije, no sin inquietud secreta,
«Es esto nada más.
Cuanto aprendió de un amo infortunado,
a quien tenaz ha perseguido el hadoy por solo estribillo ha conservado
¡ese jamás, jamás! »


XII
Rodé mi asiento hasta quedar enfrente
de la puerta, del busto y del vidente cuervo y entonces ya
reclinado en la blanda sedería
en ensueños fantásticos me hundía,
pensando siempre que decir querría
aquel jamás, jamás.




XIII
Largo tiempo quedéme así en reposo
aquel extraño pájaro ominoso
mirando sin cesar,
ocupaba el diván de terciopelo
juntos nos sentamos y en mi duelo
pensaba que Ella,
nunca en este suelo lo ocuparía más.


XIV

Entonces parecióme el aire denso
con el aroma de quemado incienso
de un invisible altar;
y escucho voces repetir fervientes:
«Olvida a Leonor, bebe el nepenthes bebe el olvido en sus letales fuentes »;
dijo el cuervo: «¡Jamás! »


XV
«Profeta, dije, augur de otras edades
que arrojaron las negras tempestades
aquí para mi mal,
huésped de esta morada de tristura,
dí, fosco engendro de la noche oscura,
si un bálsamo habrá al fin a mi amargura »:
dijo el cuervo: «¡Jamás! »

XVI
«Profeta, dije, o diablo, infausto cuervo
por Dios, por mí, por mi dolor acerbo,
por tu poder fatal
dime si alguna vez a Leonora
volveré a ver en la eternal aurora
donde feliz con los querubes mora »;
dijo el cuervo: «¡Jamás! »


XVII

«Sea tal palabra la postreraretorna a la plutónica rivera,»
grité: «¡No vuelvas más,
no dejes ni una huella, ni una pluma
y mi espíritu envuelto en densa bruma
libra por fin el peso que le abruma! »
dijo el cuervo: «¡Jamás! »


XVIIIY

el cuervo inmóvil, fúnebre y adusto
sigue siempre de Palas sobre el busto
y bajo mi fanal,
proyecta mancha lúgubre en la alfombra
y su mirada de demonio asombra...
¡Ay! ¿Mi alma enlutada de su sombrase librará? ¡Jamás!

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